1074 Tesoros Raros

Como si hablar de él lo hubiera invocado, el dueño de la tienda salió del cuarto trasero y de inmediato avistó a Sill sentada y bebiendo café cuando él sabía que ella debería haber estado en el trabajo. Un suspiro de alivio escapó de sus labios al saber que ella había salido segura de la tienda antes de que la redada ocurriera, y reunió sus agudezas para ver qué tipo de hombre adinerado ella había traído aquí tan temprano en el día.

—Buenos días, tío, he traído a alguien aquí que creo que deberías conocer. Es bastante importante, si tienes un minuto para hablar —Sill lo saludó.

—Por supuesto, si dices que es importante, entonces te creo. ¿Cómo está usted, señor? Soy Marco, el propietario de este establecimiento —su tío respondió.