Luna esperaba que su primera vez fuera dolorosa.
Había dolor, de hecho, pero más que nada, se sentía amada.
Lux era muy delicado, tratándola como si fuera algo muy precioso, haciendo que su corazón rebosara de calor y felicidad.
Luna ya había olvidado cómo se sentía recibir una caricia amorosa, la cual sólo experimentaba cuando la sostenían miembros de su familia.
Fue en ese momento cuando se dio cuenta de cuánto anhelaba el contacto humano.
El toque de Lux, sus besos y susurros de amor, eran como pequeñas llamas que encendían el anhelo y la lujuria que nunca supo que existían dentro de su cuerpo.
Había pasado muchos años trabajando y centrándose toda su atención en su carrera de idol, por lo que no tenía tiempo de pensar en estas cosas.
Sí, había muchos hombres guapos de familias influyentes, e incluso celebridades que la cortejaban.