Mientras tanto, Pamela logró escabullirse por el pasillo por donde Ren y los demás habían pasado antes de que Iraelyn pudiera sellarlo completamente con su alboroto.
—Esas sombras podrán ser peligrosas y espeluznantes, pero esos chicos son un nivel completamente distinto de peligro. ¡Estaré muerta si me quedo con ellos! —murmuró para sí misma mientras seguía cautelosamente a Ren y los demás.
El corazón de Pamela latía aceleradamente mientras apretaba fuertemente en su mano la extraña poción que Whispera le había entregado.
Esta poción era la razón principal por la que había seguido a Ren y los demás, determinada a entregársela a Azazel lo antes posible.
Navegando a través de los pasillos laberínticos, la frustración de Pamela crecía con cada giro equivocado que tomaba.
—Gah. ¿Dónde en el mundo está el camino correcto? ¿Dónde están ellos? —murmuró para sí misma, su voz resonando en las paredes de piedra.