Un paseo

—Lex no pudo evitar gemir mientras miraba al techo, al borde de caer en un coma alimenticio. Desde que había comenzado la cultivación corporal, raramente se sentía lleno, y mucho menos al borde de comer en exceso. Pero en ese momento, su condición era peor que si hubiera sido atacado por cien enemigos.

Sentía un par de miles de libras de peso dentro de su estómago, y le resultaba difícil incluso levantar la cabeza, mucho menos mover su cuerpo. Su baba se deslizaba de su boca abierta y bajaba por sus mejillas manchadas de jugo.

—¿La comida siempre había sabido tan bien? No podía recordarlo, porque incluso su cerebro estaba lento bajo el peso de lo que había comido.

—Cassandra apareció a su lado, sosteniendo una carpeta familiar, y estaba haciendo algunas anotaciones.