Brote

Todos observaban cómo el ente con forma de árbol atacaba con todas sus fuerzas, con la clara intención de causar tanto daño como fuera posible. Sin embargo, el tirano enmascarado permanecía impasible todo el tiempo. No importaba cómo atacara, o qué movimiento usara, no hacía ninguna diferencia.

El ente pasaba de sentir una severa ira y enojo, a sorpresa, precaución y, lentamente, desesperanza. Todos podían decir que el hombre había comenzado a soñar despierto en medio de los ataques, porque a veces murmuraba para sí mismo, y otras veces movía las manos como si estuviera haciendo algo. Pero cuanto menos atención prestaba a los ataques del ente, más temible parecía.

Después de unos minutos, finalmente dejó de soñar despierto y miró al ente que estaba a mitad de ataque.