Sin problemas

Lex casi olvida que podía volar, pero como se había teletransportado en posición de clavado, en el momento que apareció en Dunya, casi cae al suelo. Los instintos entraron en acción, y logró evitar caer de bruces, aunque sí notó que volar era un poco más extenuante aquí que en cualquier otro lugar.

La gravedad era mucho más fuerte aquí de lo que estaba acostumbrado. Si Lex tuviera que adivinar, diría que era unas quince veces más fuerte que en la tierra.

La energía espiritual también era extremadamente densa en Dunya, pero lo más importante, podía sentir el peso de las leyes a su alrededor. Eran mucho más pesadas y completas que cualquier ley que hubiera sentido antes.

Saturaban cada centímetro del mundo a su alrededor, y podía sentir cómo lo cubrían también, sometiéndolo a las leyes de Dunya.