—Oye Nemo, ¿cómo has estado? —preguntó Lex mientras saludaba con la mano.
—Oh, estaba bien. Me estaba preparando para echarme una siesta. Han pasado unos años desde la última vez que dormí, así que pensé que ya era hora. ¿Quién es tu amiga?
Nemo miró a Liz con curiosidad y también con un toque de emoción. Lex usualmente no traía a muchas personas a conocer a Nemo, principalmente porque el sistema se negaba a templar el aura de un Soberano, y Nemo aún no había aprendido a hacerlo por sí mismo.
—Nemo, ella es mi hermana, Liz. Liz, él es Nemo, un Soberano. ¿Alguna vez has oído hablar de los Soberanos? —Lex tenía su Dominación envolviendo a Liz, protegiéndola de la intensidad del aura de Nemo. Aun así, ella se quedó completamente desconcertada. Incluso sin sentir su aura, la majestuosidad de Nemo no podía ser negada. Más importante aún, su físico se estaba volviendo loco.