—Así que esta es Melia Leander, ¿eh? —Las tres mujeres pensaron para sí mientras miraban a Melia sentada frente a ellas con un leve rubor en su rostro. Melia intentaba evitar sus miradas, sin embargo, eso solo añadía a su encanto.
—S-Sí, Melia Leander... —Esme, la más valiente de las tres hermanas finalmente se recompuso.
Había estado esperando por más de un mes, ¡no iba a dejar que Melia se fuera tan fácilmente!
—Dinos qué te gusta de Nux. Esto deberías poder responderlo, ¿verdad? Si no puedes, entonces tendríamos segundas opiniones sobre este matrimonio, ¿sabes?
—Efectivamente, efectivamente. Hay innumerables cosas de las que podría hablar sin parar sobre Lázaro —Claudia intervino—. Estoy segura de que tú eres igual, ¿cierto?
Las tres hermanas volvieron a mirar a Melia, esta vez, Melia no pudo escapar, tuvo que responder,
—Él... Él se preocupa por mí... —Ella habló.