—Elegir a un simple Emperador, y además, humano, como Marido para tu única hija. Tsk, el hombre es tan débil que incluso desafiarlo sería vergonzoso. Si hubieras hecho un mejor trabajo, no estarías aquí pidiéndonos que no desafiemos a tu yerno solo para salvarlo de la vergüenza. —Caine bufó.
—No es a él a quien me preocupo —respondió Orfeo mientras miraba a Caine.
—¿Qué quieres decir? —Caine entrecerró los ojos.
—No digas que no te advertí —Orfeo no se explicó.
—Tú-
—Está bien, detengamos esto ahora, ¿de acuerdo? —De repente, Alaric intervino. Él tenía su habitual sonrisa amable en la cara, sin embargo, en el momento en que Orfeo y Caine vieron esa 'sonrisa amable' en su rostro, se quedaron en silencio.