Devástame, Esposo **

—¿Saltamos los preliminares? —preguntó Nux mientras apoyaba su mentón en el hombro de Aisha. Honestamente, por la condición actual de Aisha, no había necesidad de preguntar.

No se necesitaban preliminares.

Nux no era el único que sufría de esa enfermedad mortal llamada Privación Sexual, sus esposas estaban igual.

Especialmente la Súcubo Primordial.

La pequeña sesión que había tenido ese día no fue suficiente, su cuerpo quería más, y al sentir la presencia de Nux tan cerca, el cuerpo de Aisha ya había comenzado a liberar sus jugos.

La hermanita de Aisha, estaba empapada. Esto solo era suficiente para darle a Nux la respuesta que necesitaba, sin embargo, al final, Nux decidió preguntarle a su esposa.

—¿Lo hacemos aquí...? —preguntó Aisha con una mirada curiosa en su rostro mientras abría los ojos y comenzaba a mirar alrededor.