—Haah... Haahh... Haahh... Todavía no puedo derrotarte.
Thyra murmuró, había moretones por todo su cuerpo, también algunas cortadas profundas, una en su hombro derecho, otra en la cintura y la última en su frente, muy cerca de las dos cejas, debido a eso, toda su cara estaba cubierta de sangre y apenas podía abrir los ojos.
Normalmente, si Nux alguna vez viera a su esposa en tal condición, controlarlo sería imposible y el hombre destruiría al responsable de esto.
Sin embargo, había una mujer que era la excepción a esta regla.
La compañera de enseñanza y de combate de Thyra, Rune.
Como asesinas, la mayoría de sus sesiones de combate eran así de sangrientas, las dos siempre apuntaban a partes vitales y una escena como esta era extremadamente común, a tal punto que Nux, por mucho que le doliera el corazón cada vez que lo veía, se había acostumbrado.
Sin mencionar que con la Reina Elfica con ellos, conseguir a los mejores sanadores en caso de accidente no era muy difícil.