—¿Tu madre está soltera? —preguntó Nux con una mirada aturdida en su rostro mientras echaba un vistazo a la mujer que estaba frente a él.
Era la primera vez que se encontraba con el monstruo del que Vulpiana hablaba.
Faelara Dawnshade, la mujer que lo había puesto en una situación donde había comenzado a cuestionar su decisión.
Al igual que Vulpiana, Faelara también era del linaje del Zorro, había heredado todos los encantos de un linaje del Zorro que un hombre culto como Nux podría desear y, a diferencia de Vulpiana, ¡esta mujer tenía un total de nueve colas!
Eso, combinado con sus orejas de Zorro azules, largos cabellos azules que hacían juego con esas orejas, ojos dorados que parecían atravesar el mundo y el encanto maternal que solo la hacía aún más deseable.
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Por supuesto, decir que Nux estaba impresionado sería subestimar enormemente la situación, honestamente, él ya estaba contento de haber logrado contener su simp interno.