—Deseo tomar a una de tus esposas como mi discípula.
Lilith habló y no solo Nux, incluso Vyriana y Faustina parpadearon sorprendidos.
—¿Qué…? —Nux preguntó, pensando que había escuchado mal.
—Una de tus esposas, quiero tomarla como mi discípula.
—¿Por qué…? —Nux entrecerró los ojos.
—¿Porque quiero? No he tenido una discípula en mucho tiempo, creo que este es el momento adecuado para elegir una.
—Sus esposas no se van a… —Faustina intentó intervenir, sin embargo, antes de que pudiera completar.
—No voy a llevarme a mi discípula a ningún lado, la guiaré en Yrniel y se le permitirá reunirse con Nux siempre que no esté en un punto crucial de su cultivo y no pueda ser interrumpida. Al igual que Faustina, simplemente requiero una habitación en la que pueda descansar mientras guío a tu esposa, nada más. —Lilith habló con una sonrisa en su rostro.