Enamorarse de ese Dragón fue un error.

—Lilith, tus pensamientos y los de la chica no coinciden en absoluto. Así que elegirla como tu discípula no la ayudaría, sino que paralizaría su progreso. Creo que deberías dar marcha atrás —habló Faustina.

Las expresiones de Nux cambiaron. Por supuesto, él podía entender lo que Faustina estaba tratando de hacer, sin embargo, en este momento, las palabras de Faustina realmente tenían sentido.

Vyriana y Astaria formaban una gran pareja maestro-discípulo porque sus mentes estaban alineadas, ambas ansiaban fuerza y trabajaban arduamente para alcanzar niveles que nadie más había alcanzado.

Lilith y Aisha, sin embargo, no eran iguales. De hecho, dejando de lado a Aisha, ninguna de sus mujeres estaba hecha para entrenar bajo Lilith y… ahora… Nux tampoco quería que lo hicieran.

Por supuesto, Nux confiaba ciegamente en sus esposas. Estas mujeres elegirían la muerte antes de formar una ley tan absurda por la fuerza. En quien no confiaba era en Lilith.