El Paraiso

"¡Mi señor va a liberarte de tus pecados!" gritó con voz entrecortada, lágrimas brotando de sus ojos debido a lo rápido que iba.

"¡Te puedes callar de una vez!" exclamé frustrado, lanzando un pequeño golpe que dejó al ángel inconsciente. "Calladito de ves más bonito", suspiré, aliviado por haberlo detenido al menos temporalmente de su parloteo.

Quién diría que viajar a otra dimensión sería tan tedioso. Llevo más de 10 minutos ascendiendo y aún no tengo ni idea de cuánto tiempo más tomará llegar. Mi visión está obstaculizada por las densas nubes que me rodean. Además, tengo que lidiar con este ángel molesto que no para de soltar comentarios como "sucio pecador" o "no te atrevas a enfrentarte a nuestro señor". Es el típico fanático religioso, llevado al extremo más absurdo posible.

Estaba bastante aburrido no es que pudiera hablar mucho con Aurora explore un poco mi sistema y como era obvio mucho de mi poder está bloqueado. Al menos tengo el suficiente poder como para que no haya sido esto una misión suicida. Hasta el momento, no había tenido la oportunidad de examinar detenidamente cómo es que soy después de haber usado [Avatar]. En su momento elegí cualquier cosa debido a la urgencia del momento. Sin embargo, ahora tengo tiempo.

"Tengo una piel escamosa" Observé mi brazo derecho, cubierto por escamas de un verde intenso que se desvanecía en tonos más vibrantes hacia el extremo. No pude evitar notar la presencia de una cola robusta y escamosa, adornada con dientes rojos afilados como cuchillas. Mi torso, en contraste, exhibía una piel amarillenta de textura más suave, aunque igual de densa que las escamas que cubrían el resto de mi cuerpo. "Ya después habrá tiempo para buscar un reflejo"

Una luz deslumbrante surgió hacia el final, marcando el final del trayecto. Aceleré mi vuelo, ansioso por llegar lo más rápido posible.

Mientras tanto arriba

"¿Notaste que el Arcángel Kael está tardando un poco? No se supone que sería una tarea sencilla", inquirió, ligeramente inquieto, a su compañero alado, mirando al portal.

"No me sorprendería en lo absoluto", respondió su compañero con despreocupación, recostándose hacia atrás. "Sabes cómo es Kael, siempre tan perfeccionista y, sobre todo, devoto fanático. Probablemente está asegurándose de que cada detalle sea perfecto para glorificar a Dios", añadió con simpleza.

Poco a poco, ondas de viento comenzaron a emerger del hueco del portal, creciendo en intensidad con cada segundo que pasaba. Las ráfagas se volvían más fuertes, sacudiendo todo aquel que estuviera cerca con su fuerza descomunal. Las dos personas que estaban de guardia junto al portal se vieron obligadas a sujetarse firmemente, luchando contra las poderosas corrientes de aire que surgían del interior del portal.

"Algo no está bien", comentó uno de ellos con un escalofrío recorriéndole la espalda. De repente, una figura emergió del portal. Una masa verde surgió, disipando cualquier corriente de aire a su paso. Cuando lo vieron, quedaron petrificados, estaba flotando encima de portal observándolos fijamente un ser humanoide con escamas verdes, cuyos ojos rojos parecían que atravesaran sus almas. Con un rostro furioso, que intimidaba incluso a los ángeles.

Lo más preocupante fue el arcángel Kael que sostenía con unos de sus brazos como si fuera una simple bolsa de papas. Lo asusto más el hecho de que contaba con una de las lanzas de la guardia celestial. 

"Con que esto es el paraíso", murmuró con desdén mientras arrojaba al arcángel lejos de él. "Me pregunto... ¿Dónde se esconderá aquel impostor?" Su voz fue fría, dándole escalofríos a cualquiera que lo escuchara.

Observo con detenimiento me doy cuenta de que los ángeles físicamente son bastante... únicos el tipo que llevaba habría cambiado su apariencia humana de un hombre con pelo verde a, algo tenía un poco de pelaje verde y ya. Pero eso no importa concentro mi atención a los dos ángeles frente mia.

"¿¡Quién eres!?" exclamaron ambos ángeles, sus voces temblaban de miedo mientras empuñaban sus armas. Estaban claramente desconcertados ante la presencia de tal ser. "¿Acaso eres un demonio?" murmuró uno de ellos, su tono reflejaba el pavor que sentían al enfrentarse a algo que no se parecía a nada que hubieran visto antes.

Sin perder un segundo más, el ser se lanzó directamente hacia los ángeles, sin intenciones de entablar conversación. Ambos ángeles se pusieron en posición de combate, sus armas chocaron con las del extraño en un choque ensordecedor. La tensión en el aire ¡Este tipo iba a matar!

Con un movimiento rápido y certero, el ser logró desequilibrar a uno de los ángeles, dejándolo vulnerable a un corte limpio que le infligió un profundo daño. El ángel cayo debido a lo profundo del corte.

Mientras tanto, el otro ángel intentó contraatacar, pero una misteriosa fuerza lo detuvo en seco, obligándolo a soltar su arma. Se vio obligado a retroceder, con una mirada de incredulidad.

intentando moverse "¿¡Por qué no puedo moverse!?" Sonando desperado y usando toda su fuerza, pero dejo de intentarlo cuando la persona frente suya hizo un movimiento hacia frente. Esta fuerza lo obligo estar frente a frente "¿Que clases de demonio eres?" sus ojos temblorosos sudando frio.

"Yo soy tu creador", declaró con voz firme antes de romper bruscamente el cuello del ángel. Aunque de quitarle alguien la vida, no sentido remordimiento hacerlo.

"La verdad me sorprende no sentir nada al matar", reflexione, la falta de cualquier emoción. Quizás se debía a que en cierta forma son más débiles que él. "Debería tener cuidado de no permitir que mi ego me lleve por un camino más oscuro, uno que podría convertirme en un dios despiadado y sin escrúpulos en el futuro" comento así mismo arrojando el cuerpo lejos de él.

Pase mi interés frente mío, una asombrosa puerta dorada me impedía seguir el paso. Me acerque intente abrir, pero es como si estuviera cerrado a pesar de no ver alguna cerradura aparente, simplemente agarro dos barrotes y los doblo dejándome el suficiente espacio entre ellos para pasar.

"Veo que me han estado esperando" proclamó con una mirada imperturbable, observando a los numerosos guardias que lo rodeaban, todos armados hasta los dientes. "Ahora tengo que abrirme paso" tronando mis dedos y preparando hábilmente mi lanza.

En un palacio

...

¡PAM!

Un fuerte golpe sobre la madera sonó alarmando a todo que lo escuchara. 

"¡Maldita sea como es esto posible!" el responsable del golpe fue Dios todo el mundo dirigió su mirada a este. "¿Como se te ocurre romper la tregua ahora mismo?" dirigiéndose furiosamente a la persona frente suya

La persona se encontraba en una postura relajada, con el codo apoyado en la palma de la mano y mirando con desinterés mirando sus propias uñas, como si estuviera pasando el tiempo sin mayor preocupación. Dirigió una mirada indiferente hacia la persona frente a él.

"Ya te lo dije, ni siquiera es un demonio, así que no veo cómo yo podría haber roto algo", dijo con una sonrisa burlona y una mirada confiada.

Estaba enojada su mirada lo denotaba la tensión en la atmosfera era palpable cualquier otro presente en la habitación estaría parpadla menos las dos personas que parecían tener cierto nivel de poder. Mantuvo su mira fija antes de suspirar por la frustración desviando su mirada hacia una gran ventana.

"Agh entonces quien rayos es" miro fijamente la ventana volviendo a una postura firme y calmada.

"¡Oh, pero qué sorpresa, amigo barbitas! ¡Resulta que no soy el todopoderoso, omnipresente y sexi dios que tanto anhelas!" exclamó, exagerando cada gesto con teatralidad antes de recobrar la calma y sentarse cómodamente en su asiento. "Pero si estás buscando mi humilde opinión, tal vez este individuo sea nativo del mundo inferior", agregó, dejando caer la voz en un susurro dramático para aumentar la tensión lo más posible. "Es posible que se haya enterado de tu glorioso plan para 'evangelizar a los malditos pecadores' y simplemente no esté de acuerdo. Quién sabe, solo es la humilde opinión de este rey demonio"

Pasaron varios segundos de silencio era incomodo debido a la charla de estas dos personas. Antes de que alguien siguiera hablando fuerte explosiones sonaron en el palacio alarmando a todos menos a uno.

"Bueno, bueno, si apareció aquí en el cielo, debe ser que te está buscando a ti", dijo levantándose de su asiento con una calma, mientras un portal rojo aparecía a su lado. "Oh, ha sido un verdadero placer tener estas 'sesiones de terapia tan productivas'", añadió con un suspiro de nostalgia fingida, como si hubiera estado compartiendo anécdotas con un buen amigo en vez de discutiendo acaloradamente. "Pero, como todo buen show, llega el momento de bajar el telón", concluyó con un aire de teatralidad, despidiéndose antes de desaparecer en el portal.

"...Maldito cobarde..." gruñó entre dientes, mostrando sus dientes apretados en señal de frustración prácticamente lo había dejado a su suerte.

El momento culminante había llegado: la gran puerta estalló con fuerza en cientos de pedazos, arrojando a todos los presentes cercanos a esta hacia atrás mientras levantaba una nube de polvo.

"¡Al fin te encuentro, 'Creador'!" resonó su voz con fría mientras su silueta se recortaba avanzando con paso firme.