Actividades furtivas por la noche

Toda la ira se desbordó de su cuerpo, dejando atrás solo un sentimiento aterrador. Uno que odiaba tanto que una vez juró que nunca volvería a sentir.

Miedo. Maldita sea.

Estas pinturas no eran solo pinturas; eran señales.

—¿Qué significa esto, Ariana? —Nicolai se giró y cuestionó a Ariana. Su voz estaba llena de algo que ni siquiera él reconocía. —¡Deja de mirar al maldito suelo y mírame! ¿Qué significa esto?

Ella levantó la cabeza y finalmente lo miró, pero la forma en que lo hizo le dolía el corazón de maneras que no podía explicar.

—¿Por qué? —Nicolai preguntó de nuevo; su voz era baja pero aún resonaba en el silencio mortal—. ¿Qué haces creando estas pinturas? ¿Qué significan? ¿Qué es esta desesperación de mierda?

—No es desesperación —le dijo ella.

—¿Tu deseo más oscuro y profundo? —Nicolai cuestionó. Su voz era tan hueca que ni siquiera él mismo la reconocía.

Ella no respondió, o quizás no pudo responder.

—Maldita sea, Ariana. ¿Por qué?