En el almacén.

Cuando Penélope despertó, se encontró tumbada en un almacén abandonado. Todo el lugar estaba escalofriantemente silencioso y, sin embargo, podía escuchar el sonido de sollozos, que la espantaron.

Sobresaltada, miró a su alrededor de inmediato, porque no tenía idea de dónde estaba ni cómo había llegado allí.

—Ah, ¿así que la bella durmiente finalmente ha despertado? —Penélope escuchó hablar a un hombre y levantó la cabeza para mirarlo. El hombre la estaba mirando fijamente con una mirada oscura en sus ojos. —¿Es esto a lo que te referías con hacer un trabajo perfecto, señorita Ashford?

Cuando Penélope escuchó esa voz fría, tembló de miedo. Hace unos días, recibió una llamada de un número desconocido que le pidió que se encontrara.

Al principio quería ignorar el mensaje, pero luego el hombre detrás del mensaje le dijo que él era quien había cambiado su destino y le había permitido vivir una vida de confort y placer.