Desear el mal a los demás a veces se vuelve en contra

—Es toda su culpa —murmuró Penélope con enojo—. Si me estuvieran ayudando, entonces no estaría tan cansada. Ahora que tengo que hacer todo por mi cuenta, estoy tan cansada que ni siquiera puedo tomar un descanso.

—¿Hola? —contestó con un tono molesto tan pronto como terminó de hablar y su teléfono comenzó a sonar.

—¿Señorita Ashford? ¿Vendrá a seleccionar y probarse el vestido? —la mujer al otro lado preguntó y solo entonces Penélope recordó que había fijado una cita con la boutique.

—Entiendo, estaré allí —se frotó la frente Penélope, sintiéndose aún más frustrada—. Solo aplace mi cita una hora más tarde. —Después de terminar de hablar, no dejó que la asistente hablara y terminó la llamada, ya que no le preocupaban los problemas que la boutique pudiera enfrentar debido a sus acciones.