Su merecido (2)

Koen, sin embargo, también notó que algo andaba mal. Miró alrededor del salón antes de voltear a ver a Penélope, cuyo brazo parecía estar a punto de caerse.

—Penélope, dinos la verdad, ¿qué pasó? ¿Hiciste algo que no debías hacer de nuevo? —le preguntó él.

Penélope se sintió acorralada, pues estaba siendo observada por incontables personas que estaban por debajo de ella. Estas personas, a las que ni siquiera consideraba importantes, en realidad estaban mirando su penoso estado cuando deberían haber sentido envidia cuando Nicolai le colocó ese anillo en el dedo.

—¿Podemos hablar de esto más tarde? Primero necesitamos terminar la ceremonia —le dijo a Koen.

Ella había pasado por tantos problemas simplemente porque deseaba atrapar a Nicolai en una relación solemne con ella, de la cual él no podría escapar.

Koen miró a Penélope como si hubiera perdido la razón. Le dijo: