—Nicolai... por favor —Jeremy gemía mientras trataba de suplicar por su vida—. Por... por favor déjame... déjame ir. Lo hice—lo hice por mi a... tos... amor.
—¡Cállate! —Nicolai gruñó mientras aplastaba la cabeza de Jeremy con el talón de su pie—. Esas palabras no te quedan. ¿Un hombre tan despreciable como tú hablando de amor? ¿Acaso tienes corazón para hacerlo?
—Monstruos como tú no merecen piedad —puso todo su peso sobre el pie que estaba sobre la cabeza de Jeremy y se burló.
—Lo siento—lo siento —Jeremy suplicaba con la cara aplastada de un lado; sus ojos estaban llenos de terror mientras rogaba—, lo siento—yo... yo sé que estaba equivocado; no debería haber hecho eso.
—¿Perdón? —Nicolai hizo eco de sus disculpas suplicantes—. ¿Perdón? —sus labios se curvaban en una sonrisa incrédula—. ¿Crees que solo porque te has disculpado, Ariana estará jodidamente bien!? ¿Qué hay del daño que le has hecho!?
—Tus disculpas no le devolverán la paz que ha estado buscando.