Brysen Beaumont tragó saliva con dificultad.
Detuvo forzosamente sus pasos.
Por décadas había dominado el mundo marcial, capaz de cortar el aire con un solo golpe, derribando a Grandmasters.
Frente a un asedio de enemigos poderosos, aún tenía más que suficiente habilidad para manejar la situación.
Pero ahora,
no podía olvidar la conmoción que experimentó en el camino del noroeste, sobreviviendo a un encuentro cercano con la muerte.
Si no hubiera sido por el amuleto protector o la llegada a tiempo de Devlin,
un Gran Maestro como él podría haber terminado colapsando en la hierba, esperando desesperadamente morir.
Su inmensa autoconfianza no valía nada frente al poder real.
Brysen Beaumont incluso comenzó a dudar si realmente era un Gran Maestro.
En el camino del noroeste, su derrota fue demasiado rápida.
Un completo y absoluto desastre.
No tuvo ninguna oportunidad de contraatacar en absoluto.
Ahora, al ver esa giratoria Espada Nocturna de Cumbretrueno,