Melón cornudo

Alva miró a su alrededor. Al ver que los compañeros de Bai Qingqing no estaban cerca, avanzó hacia ella rápidamente con las manos detrás de la espalda.

—Escuché que estás embarazada de nuevo. ¿Es cierto?

La mirada de Alva cayó sobre el abdomen de Bai Qingqing, que era blanco como la nieve y ligeramente abultado, como una montaña nevada en la temporada fría.

Alva sintió que debía estar bajo un hechizo. ¿Por qué sentía que el estómago de la hembra era increíblemente hermoso?

Bai Qingqing colocó una mano sobre su vientre para bloquear su visión. Un atisbo de decepción cruzó por los ojos de Alva.

—Sí, debería ser una bebé hembra —dijo Bai Qingqing mientras acariciaba su vientre.

El cuerpo de Alva tembló. —¿Bebé hembra?

Al escuchar lo que dijo, las semillas de celos y arrepentimiento enterradas en el corazón de Alva brotaron instantáneamente como brotes de bambú después de una lluvia primaveral.