La hembra más peluda que he visto jamás

—Sonidos de saltos resonaban bajo el árbol, y unos minutos más tarde, los cachorros brincaban hacia arriba. Observaban alrededor de la casa en busca de su mamá, y luego corrían hacia ella al unísono.

—Bai Qingqing levantó la manta para revelar una apertura, y después hizo pasar a sus cachorros al interior. —¡Adelante!

—Rugido~ Los cachorros se apresuraban bajo la manta uno tras otro.

—Aunque los cuerpos de los cachorros estaban calientes, su pelaje estaba frío, haciendo que Bai Qingqing temblara de frío. Frotaba vigorosamente a sus cachorros con las palmas de sus manos.

—¿Tuvieron frío ayer cuando durmieron? —Bai Qingqing levantó a uno de ellos en sus brazos y preguntó.

—Rugido~ Rugido~ Los cachorros respondieron de inmediato, aunque ella no tenía idea de lo que decían.

—Viendo que los cachorros de leopardo estaban calentando a Bai Qingqing, Winston se levantó de la cama y se puso una falda.

—Bai Qingqing sacó la cabeza de la cama y dijo: