Había recibido demasiado de su padre y no planeaba traicionarlo. Era bueno que su padre pudiera rendirse.
Un extraño sentimiento surgió en el corazón de Mitchell. Ese sentimiento parecía insondable, pero no parecía malo.
La anomalía más obvia era su ritmo cardíaco que se sentía mucho más ligero. Aunque era un poco más rápido, para alguien sin fluctuaciones emocionales como él, ya era tan intenso que no podía ser ignorado.
¿Era esta la sensación de gustarle alguien?
Mitchell preguntó a Shuu en su corazón.
Debido a esa guerra, Shuu y Mitchell casi entran en ruptura, y Shuu lo había estado ignorando.
Mitchell no esperó su respuesta y se convenció de su suposición por sí mismo.
Sin embargo, al segundo siguiente, esa extraña sensación desapareció entre la voz de su padre.
San Zacarías abrió su mano. El cristal negro en su palma destelló con tremenda energía, haciendo que Mitchell retrocediera unos pasos asombrado.