Ella regresó al hospital y abrió la puerta de la habitación. Tan pronto como vio a Wu Liang, se sintió genuinamente irritada. ¿Por qué no se moría de una vez?
De hecho, ¿por qué no se había muerto aún? Si hubiera muerto, ya no tendría que sufrir. No obstante, no soportaba separarse de su hijo. Al fin y al cabo, seguía siendo su propia sangre. Si él se fuera de verdad, ya no tendría un hijo.
—¿Por qué no pudiste ser hijo de Wu Bin? —Ren Ying habló a su hijo, quien no podía responder. Si no hablaba, temía que pudiera asfixiarse con el silencio.