Ella jadeó al darse cuenta de lo suave y apetecible que era su toque.
Él pasó su lengua alrededor de su lóbulo de la oreja y comenzó a chuparlo suavemente.
Ella gimió y se sorprendió de lo mucho que él la hacía sentir.
Como solo tener sus labios alrededor de sus orejas la volvía loca.
Ella jadeó y enlazó sus brazos alrededor de él y entonces sintió sus manos comenzar a nadar hacia abajo entre sus piernas.
Primero acarició sus muslos masajeándolos y luego procedió a deslizar su mano bajo la onda del agua y se encontró justo entre sus piernas.
Introdujo su dedo y ella jadeó, echando la cabeza hacia atrás.
Sus labios seguían rodando en su lóbulo de la oreja, su mano izquierda la agarraba firmemente para prevenir que cayera al agua, usó su mano derecha para jugar con los rizos entre sus piernas.
Ella estaba impactada de lo caliente que estaba.
Estaban dentro del lago, rodeados de agua y sin embargo podía sentir sus partes internas rebosar con calidez húmeda.