UN OYENTE INDISCRETO

Mientras Xaden y Erik hablaban, Lisa estaba detrás de una pared escuchando su discusión. Ella absorbió todo lo que oyó y una vez que los hombres se habían ido, asomó la cabeza de su escondite para mirar. Miró a la izquierda y a la derecha para asegurarse de que no hubiera nadie y salió apresurada de su escondite. Luego se dirigió de puntillas hacia la gran puerta y la abrió con mucho cuidado. Tal como había dicho Alfa Xaden, Jazmín estaba profundamente dormida. La cerró rápidamente y siguió su camino. Lisa estaba bendecida por siempre saber dónde estaba el chisme. Si era chisme, estaba en el lugar. Se apresuró hacia la habitación de Anna y abrió la puerta.

—¿No puedes tocar? —Anna siseó irritada.