EL PALACIO REAL
La Reina Rosa estaba en su estudio revisando el nuevo conjunto de reglas y órdenes.
Ella había solicitado específicamente todas las leyes que se habían aprobado desde que ella quedó fuera del poder.
Ahora que había regresado, las estaba revisando y señalando con qué se sentía cómoda y con qué no.
Se masajeaba las cejas mientras el fuego ardía intensamente sobre sus papeles.
—Rosa.
Ella levantó la vista y vio a Hildegard, su mejor amiga y dama de compañía personal.
Hildegard no se refería a ella por su título.
Se habían acercado tanto y acostumbrado a la una a la otra que se veían como mujeres iguales.
La última vez que la había llamado por su título desde que eran niñas fue cuando Rosa había decidido que su hermana Cherry viniera y se uniera a ellas en el castillo.
Hildegard se había opuesto con vehemencia a eso, pero Rosa estaba segura de que lo aceptaría.
Y lo hizo, pero ambas mantuvieron la distancia.