BÚSQUEDA DE RESPUESTAS

Reina Rosa, Hildegard y Logan cabalgaban por el camino del bosque. Por suerte para Reina Rosa, llevaba su capucha, su cabello estaba en una trenza muy sencilla y se había quitado las joyas que había usado en su dormitorio. Parecía una mujer simple. Ahora llevaba un abrigo de piel marrón que no era tan sofisticado como el inicial. Todo esto era un esfuerzo por disfrazarse. Y funcionó porque se veía muy sencilla y joven. Nada como una Reina, solo una mujer simple paseando.

Una vez llegaron al pequeño caserío de Bernice, ella se detuvo.

—¿Por qué vive tan lejos de la manada? —preguntó Rosa confundida—. ¿Cómo se las arregla para estar tan lejos de su familia?

Habían cabalgado por más de tres horas ahora.

—Ella no lo hace —dijo Hildegard—. Ella va y viene desde aquí al castillo todos los días.