A la mañana siguiente, Jazmín estaba en la sala de astronomía leyendo los diarios de la madre de Xaden y de su tío.
Había aprendido bastante rápido a leer e incluso sabía escribir.
La Niñera Nia se había sorprendido y nunca había visto a nadie aprender tan bien.
Jazmín no era tan buena, pero al menos podía intentarlo.
Jazmín no podía negar el hecho de que aprender a leer y escribir había sido muy fácil para ella.
Tal vez era su talento y lo único en lo que alguna vez sería buena.
Después de todo, era algo que tomaba su atención y la distraía de que Xaden no había regresado a casa y de las noticias sobre su bebé no nacido.
Primero, muy temprano en la mañana, había corrido tras Erik, quien supervisaba algunos proyectos.
—Erik, necesito hablar contigo —dijo, alcanzándolo.
Él le sonrió.
—Mi loba favorita de esta manada. ¿Cómo está el pequeño cachorrito?
—Uh... bien —ella dijo con una sonrisa—. Solo quería preguntarte si has oído alguna noticia de Xaden. Estoy preocupada.