EL CUERPO DESAPARECIDO

—Él merece más que colgar en un granero como una señal de advertencia. La voz de Erik era firme, pero algo en ella temblaba. Y no podemos dejar que nadie más lo encuentre. Aún no.

—¿Erik, si no decimos nada, si lo escondemos, no estamos ayudándolos?

Él la miró a los ojos. —No. Estamos tendiendo una trampa.

Ella parpadeó.

Erik se arrodilló, pasando su mano sobre la tierra. —Si creen que nunca encontramos el cuerpo, se van a poner nerviosos. Si Rudy simplemente desaparece, actuarán imprudentemente. Tal vez incluso cometan un error.

Fiona lo miró, conteniendo la respiración. —Quieres que piensen que están a salvo.

—Exactamente —dijo él—. Déjalos preguntándose si alguien está escondiendo a Rudy, si huyó, si le contó algo a alguien antes de desaparecer. No sabrán lo que sabemos. Y en ese caos... obtendremos respuestas.

Fiona retrocedió lentamente, sus ojos aún fijados en el cuerpo del chico. —Se siente mal.