—No confío en ella —dice Selene saliendo de detrás de mí para mirar con recelo la puerta que Ivy cierra tras de sí.
El camino de regreso parece más largo, mis botas crujen al pisar la nieve mientras mi mente da vueltas. Algo sobre la historia de Ivy me corroe, como una astilla bajo la piel. Me deja inquieto e incómodo, pero no puedo precisar por qué.
—Selene, ¿podrías preguntar sobre el ataque?
Ella trota a mi lado, mirándome con sus agudos ojos azules. —¿Por qué quieres saber sobre eso?
—No puedo decirlo exactamente. Es solo que es extraño. Tal vez estoy siendo paranoico —Dios sabe que tengo serios problemas con la mujer. La paranoia se siente demasiado natural a su alrededor. Claro, ella lo fomenta con su comportamiento extraño y su naturaleza pasivo-agresiva, pero... no sé.
Hay algo sobre esto. Simplemente lo sé.
—¿Crees que ella está mintiendo?
—No, no. No eso.
—¿Fue demasiado amable?