1.PRIMEROS AÑOS

En una silenciosa noche, los pasillos del clan Chen fueron interrumpidos por el llanto de un recién nacido. Había llegado al mundo Chen Xiaotian, el hijo del líder del clan, Chen Tian.

1 MES DESPUÉS

En la sala principal del clan, Chen Tian estaba reunido con los ancianos más respetados del linaje.

—Es hora de que mi hijo realice la Prueba del Destino —declaró con solemnidad.

Ante sus palabras, los ancianos asintieron en silencio. Sabían lo importante que era conocer el futuro de la nueva generación.

La Prueba del Destino consistía en tocar una piedra especial, llamada la Piedra del Destino, la cual evaluaba la fortuna de quien la tocara. Mientras más brillara, más prometedor sería el futuro del niño.

Aunque esta piedra era un mineral común encontrado en las minas, su valor en la tradición del clan era incuestionable.

3 HORAS DESPUÉS

Chen Tian ya se encontraba en la Sala del Destino, llamada así porque allí se realizaban las pruebas más importantes de cada generación. Poco después, apareció su esposa, Yi Ming, cargando en brazos al pequeño Chen Xiaotian.

Yi Ming tomó con delicadeza la diminuta mano de su hijo y la colocó sobre la piedra.

Durante un instante, no pasó nada.

Luego, un leve brillo comenzó a emanar desde el corazón de la piedra. La luz creció lentamente, hasta envolverla por completo en un resplandor tenue, pálido… casi decepcionante.

Ese nivel de brillo indicaba que el niño poseía algo de talento, pero no lograría grandes cosas.

Chen Tian frunció el ceño, y Yi Ming apretó los labios. Aunque no dijeron nada, la decepción en sus rostros fue evidente.

Sin embargo, nadie notó lo más importante.

EN ESE MOMENTO…

En lo más profundo del alma de Chen Xiaotian, una extraña transformación ocurrió. Su espíritu fue consumido —o quizás reemplazado— por otro: un alma de otro mundo.

Era también Chen Xiaotian, un joven del mundo moderno, estudiante de medicina y escritor de novelas de fantasía. Había muerto trágicamente en un incendio… o eso pensó.

Abrió los ojos con un sobresalto.

—¿Eh? ¿No debería estar muerto? ¿Qué está pasando?

Se miró las manos: pequeñas, regordetas… de bebé.

—¿¡POR QUÉ MIS MANOS SON TAN PEQUEÑAS!? —pensó en pánico—. Espera… ¿quiénes son ellos?

Frente a él estaban los padres del nuevo cuerpo que habitaba: Chen Tian y Yi Ming.

2 AÑOS DESPUÉS

Chen Xiaotian ya había cumplido dos años y había comenzado a entender el mundo en el que había renacido. Era un mundo de cultivadores, como los de las novelas que solía escribir y leer: lleno de clanes poderosos, técnicas secretas, demonios y guerreros celestiales.

Descubrió que, según su prueba del destino, tenía talento promedio. En este mundo, eso era casi una sentencia de mediocridad… o muerte.

Sabía que existían los llamados "hijos del cielo", prodigios bendecidos por el destino, capaces de dominar técnicas legendarias, heredar linajes antiguos y destruir enemigos con un dedo. Si se cruzaba con uno de ellos, probablemente terminaría muerto antes de los quince.

Por eso, tomó una decisión:

—Cultivaré en silencio. No llamaré la atención. No provocaré a nadie. Me volveré fuerte… y cuando sea lo suficientemente poderoso, huiré del clan Chen y viviré libre.

Hasta entonces, llevaría una vida tranquila. Su meta no era ser un héroe ni el más fuerte. Solo quería sobrevivir en este mundo cruel… y quizás, un día, escribir la historia de su segunda vida.