Desde la retaguardia

La guerra empezó, llevábamos una semana en ella, nuestro ataque de pinza fallo, ellos nos esperaban, así que alguien filtro la información y creo saber quien fue.

Pero eso no importaba ahora, por suerte todo nuestras bajas eran menores comparadas con las del ejército de Creyback, pero ellos nos superaban 2 a 1, no sé cómo le estaba yendo. Maxwell o Will, no sabía nada de ellos en tres días, pero tampoco se habían dado más personas al ejército enemigo lo que le daba esperanza de que al menos Will siguiera con vida.

Roy cabalgó hacia mi, tenía una fea herida en el hombro que cargaba el escudo, pero según el estaba bien.

-Gran, logramos romper el pabellón oeste, así que si va bien las cosas, tendremos avance de aquí al anochecer.

-¿Excelente Roy, cómo va Roja?

-Igual de afilada como siempre, tiene algunos cortes, pero nada grave, al menos Lay, no debería preocuparse.

-¿Lo sabes? -Pregunto Hero

-Tampoco es muy difícil de saber Lady Alice, se miran con deseo, además, Roja siempre busca tacto con Lay, aunque mi hermana es un poco ariscan de ves en cuando se deja seducir, esa señales se ven.

-Te prometo que después de todo esto, te dejare que vayas con Monic, me aseguraré que la vuelvas a ver.

-Espero que sea una promesa Gran, una que te haré cumplir.

Simplemente le asentí y se fue nuevamente a su lugar, siempre olvidaba que era un chico en realidad, tiene que ser duro para el.

-Me siento incómodo sin tener que hacer nada, normalmente siempre estoy en el frente.

-Acostúmbrate, ya no aras estupideces como antes Gran, de eso me aseguraré, además, que no hay vuelta atrás, si te llegan a herir de gravedad puede que Vel no pueda curarte, así que tranquilo, mientras moveremos las fichas desde un lugar seguro.

-Como desees Lady Alice -bromee. - Ya va una semana sin verla, la extraño Hero, no también deseo ver a nuestra pequeña y aunque te moleste un poco a Lay.

-También las extraño, incluida a Lay, mira que se fue dejándonos queriendo más de ella... Lo lamento, se que normalmente suelo ser un poco pervertida, pero desde que probé esa manera de tener sexo con ustedes, eso fue... Tanto mi mente como mi cuerpo piden más de esa sensación.

-Normalmente, te diría que te relajes, pero creo que puedes sentir muy bien lo que siento, también las deseo, mi corazón se vuelve loco por ustedes, además, hace dos días lo notaste, no es así?

-Si ella tenía un deseo muy grande por nosotros, incluso se tocó por un segundo la muy desgraciada, mira que venirnos a prohibirnos tener sexo, hasta que ella llegue, y sucumbiendo por sus deseos, Gran.

-Concuerdo contigo, ¿tan sensible es la vagina?, cuando paso su dedo por el clítoris, la sensación fue desbordante, incluso más cuando suelo hacerlo, ya sabes a lo que me refiero Hero.

-Tenia la misma pregunta, es muy raro sentir algo parado, que palpita solo, pero yo también note una intensidad, tal vez sea porque no estamos a acostumbrados a sentir un órgano sexual que no sea el nuestro.

Abrace a Hero, no porque quería hacerlo, no, si quería hacerlo, pero fue por cariño, necesitaba su cobijo, estaba ansioso de mala manera, la guerra me trae malos recuerdos que prefiero olvidar.

-Tranquila amor, apacigua tu miedo, yo estoy contigo, no tienes que tener.

Su tacto y olor me tranquilizaban, y justo eso necesitaba.

-No sabes cuánto necesitaba un abrazo.

Ella se acurruco a mi, se que varios nos miraban extrañados, porque nos permitíamos un momento a gusto. Algunos se reían, pero no por burlarse, parece que les parecía bien, que disfrutará en el campo de batalla.

-Jarl Gran, me nombre es Yerg, gracias por permitirnos matar ingleses, es mejor de lo que pensé, igualmente a usted Lady Alice.

No supimos muy bien que contestarle, y fue Hero que tomaría la iniciativa.

-De nada, creo, aunque no es que disfrutemos de la muerte, para nosotros la vida es importante, pero tampoco iremos en contra de su deseo de morir en batalla, espero que Odin los regocije en su banquete.

Las palabras de Hero, resultaron bastante positivas no solo para Yerg, si no que para los demás que nos rodeaba.

-Como dijo mi prometida, tengan una buena muerte...

Se puso a llover fuerte y poco a poco se dejaron caer los rayos en el valle.

-Miren eso, Thor nos bendice con sus rayos, reciban está bendición y tomen el frente -grite, cosa que fue bien aceptada y casi todos los que nos acompañaban se unieron a la cuenta batalla.

Se mataban sin piedad, el sonido de la carne abriéndose por el acero, las armas chocando y los gritos era lo que más resonaba por todo el lugar.

Se quedaron unos ocho hombre con nosotros entre ellos Skivender.

-Manipulador. -menciono Hero.

-Mira quien lo dice, ¿Odín?

-Bueno, ellos creen en el, no veo nada de malo, en llevarles el amén, sabes que ya me cuesta creer en lo de Morrigan, pero lo acepto, aunque choca con lo que creía, tal vez en una de esas exista Odín, creo, ya no se que pensar.

Me reí de ella, era normal, yo también tenía ese problema, por mucho que sabia que existía Morrigan, a veces aún me costaba asimilar que los Dioses existen o al menos una de ellas, y hablando de ella, me era raro no sentir su presencia, al igual que en la batalla de la pradera la invite a participar en esta guerra, pero no sé había aparecido, ni como espectadora, o eso creo.

Mire a Hero, ella se pasaba ajustando la armadura, por lo que me indicaba que le quedaba mal en alguna partes.

-Le enviaré una carta Magnus para que te haga una armadura desde 0, y la envié.

-Eso sería ideal, está cosa me aprieta un poco la entrepierna y me molesta las costillas, eso es porque subí de peso, o mejor dicho lo recupere.

-Sabes que siempre me agrada tener dónde agarrar amor mío.

-No hagas sonar como que estuviera gorda, porque no lo estoy, no de hecho, aún creo que no tengo el peso de antes de viajar, nos alimentamos del asco, deberíamos hacer algo con eso.

-Tan poco tenemos una manera de solucionar ese problema, no es que exista un super mercado por ahí para comprar... Cómo extraño una puta hamburguesa, Hero.

-Podemos cambiar eso, adaptar las cosas a nuestro favor, cuando tomemos Leap y construyamos nuestro reino alrededor, podremos trabajar en la comida y en acueductos, quiero un baño decente, al menos para nosotros.

-Esta bien, veremos qué haremos Hero, cuando ya estemos más tranquilo... Gracias es primera vez que estoy en medio de la guerra y estoy algo tranquilo, tu realmente me calmas amor.

-Y tu completas mi vida Gran, bueno tu y Velaria lo hacen, nunca pensé que en mi relación contigo hubiéramos incluida una tercera, chico con suerte, no que hablo, yo también me siento con suerte, tu eres la persona que siempre e querido en el mundo y ella es la mujer que de cierta manera me completa junto a ti.

-No puedo creer que estemos hablando de estos temas cuando estamos en medio de una guerra y que yo, no haya tenido que luchar nada.

Skivender se acercó a nosotros.

-Un consejo, si quieren que ellos los respeten, al menos aparézcanse en el frente de vez en cuando, seguimos a los fuertes, no a los cobardes que se ocultan detrás de un ejército.

Muy bien ya me cansé.

-Skivender te reto...

-A un duelo, no aceptaré que nos llames cobardes.

-¿Qué?

Hero quería luchar contra Skivender... Carajo, debo hacer algo para evitar eso.

-Hero, no creo...

-Tu daga Gran, no me mires así y confía.

Le entregué la daga a Hero, no podía evitar ponerme nervioso, y Hero me pidió tranquilidad porque le estaba afectando.

-No voy a pelear con una mujer, no tengo...

-Vaya, el gran Skivender, tiene miedo a una mujer, hablas de respeto, y tú faltas a ello, cállate y pelea con mi prometida cobarde.

No sé porque lo anime a pelear, pero de algún modo me deje llevar por lo que sentía Hero, no solamente ella, sentí hostilidad en Velaria, eso no creo que fuera bueno.

Skivender tomo su espada, di el comienzo del duelo, y todo termino muy rápido. Hero empuño ambas dagas, corrió hacia Skivender que la esperaba, lanzó un fuerte ataque con ella, pero le dio al aire, Hero había dado un salto, que terminen en una patada en el pecho a Skivender que lo hizo tambalear y sin esperar a que se recupera le hizo un corte en la cara y otro en la pierna, el cayó de bruces contra el suelo, y Hero termino el duelo poniéndole las daga en el cuello.

Todos se rieron por la derrota de Skivender.

-Si así peleas no esperes derrotar a ninguno de los tres, eres muy predecible Skivender, no lo digo para ofenderte, si no que lo menciono para que mejores.

Tanto Hero cómo yo le extendimos la mano para levantarlo. Cosa que el acepto y se unió a las risas, lo que fue muy raro.