Deje que todos se retiraran, pero me quede solo en las celdas, mire a Mirian una vez más que no decía ni una palabra, se sentía avergonzada por lo que hizo, pero tenia la sensación que no se arrepentía de ello. No dije nada, y camine unas seis celdas más allá, de la hija de Willfest.
-Sir Gabriel, ¿Qué tal su día?
-Joven Gran, supongo que bien, ¿A que debo su visita el día de hoy?
Busque un piso y la puse para sentarme frente al viejo Gabriel, que nos separaba las rejas de la cárcel que lo apresaba.
-A lo mismo que a los días anteriores, Sir, a intentar convencerlo, señor, a que se una a mi.
El se rio, de manera amable.
-Creo que tiene cosas más importante que venir a conversar con este viejo obtuso, además ya le dije que no quiero ayudarle.
-Vamos, contigo ayudándome facilitaría las cosas, todo seria más rapido, se que muchos de los generales, te tienen en estima, además siento que eres alguien con talento.
-¿Yo, talentoso? Joven Gran, creo que me tiene en una alta estima, de la cual no soy digno, además ya estoy viejo, no se en que este vejestorio pueda hacerle de ayuda, usted solo, consiguió conquistar el norte.
-Ambos sabemos que solo, no lo hice, además sabes bien, que es más fácil conquistar tierras que mantenerla, se que eres un viejo zorro, decir que no sabes en que puedes ayudar, es una tontería, lo sabes bien y te aprovechas de hecho, y me agrada, pero me molesta que intentas tratarme como un niño o peor un imbécil.
Sus ojos por primera vez se abrieron, me miro bien de pies a cabezas, y esta vez se levanto de su cama.
-Sin duda, no es un tonto joven Gran, pero entenderá que mi fidelidad esta con el duque Argus, que en paz descanse, y la otra persona que podría ayudarle también esta muerta, por una de sus esposa me entere, lo lamento, pero esas son mis razones para no estar de su lado.
-Comprendo, pero se equivoca en que cosa, Hero no la mato, Arisa esta viva, paralitica de piernas hacia abajo, aunque, aun no es seguro si vivirá, esta en mal estado, Sir Gabriel.
El al fin habia perdido su tranquilidad, se acercó a los barrotes, y lo agito con fuerza, pese a no moverlos ni un centímetro.
-Ella esta viva, ¿Arisa vive?
-Por ahora, y entre nos espero que si, Sir Gabriel, ¿Por qué el repentino cambio de interés? ¿Era amante de ella?
-No, no, ella es mi hermana.
Ahora el que perdió la tranquilidad, fui yo, me levante votando el piso en el proceso.
-Usted es hermano de Arisa, ¿Escuche bien?
El asintió.
-¿Qué sabe de la niña que tuvo su hermana?
_¿Cómo sabe de eso joven Gran? Respóndame por favor.
-Esa niña vive, cuando Arisa la entrego a los Mercenario, con el tiempo escapo y llego a Inglaterra, ahí, el maestro de Willfest, la acogió y la entreno, actualmente Amelia, es mi escudera.
El iba a decir algo, pero se cayo de inmediato, luego rio.
-Muy inteligente joven Gran, pero no caeré en esa trampa.
-No le miento Sir Gabriel, ella es una gran amiga mía, casi como una hermana, y me escudera, si lo desea, la traeré, no quiero que la conozca, creo que le alegrara saber que tiene más familia, o eso espero.
Sir Gabriel no sabia que decir, creo que pensaba aun que le mentía, pero decidió cambiar de tema.
-Como quieras, mi hijo ¿Cómo se encuentra?
-No he tenido el placer de conocerlo aun, pero le prometo que no se le a tocado, todos los generales y soldados se le a permitido vivir con tranquilidad, aunque en cinco días partiremos a la guerra, y me gustaria partir con usted.
-Comprendo, pero me temo que eso no se podrá, Sir, ya espete mis motivaciones, solo quiero pedirle que me avise, si mi hermana vive o muere.
-Téngalo por seguro, pero volveré pronto, traeré a Amelia, para que al menos hable con ella.
-Le pido que no me traiga a una farsante, no se lo permitiré, por mucho que este en esta celda, joven Gran.
-Tiene una marca de nacimiento en su cadera, al igual que Arisa, cabello pelirrojo como el fuego, y es igual al cuadro que Argus tenia en su escritorio, solo que con el cabello mas corto, despues de decirle esto, aun cree que le estoy mintiendo.
El ahora me miraba sorprendido que le describirá perfectamente como era la chica, o en este caso su sobrina.
-Muy bien nos vemos al rato, Sir Gabriel.
-Espero, si me permite preguntarle dos cosas antes de irse. Esa chica Amelia como usted dice ¿Cuál fue la reacción al ver a Arisa?
-La odió, o eso creo, no la considera su madre, para nada, creo que entenderá que es posible que nunca la perdone, por lo que hizo, tampoco se como reaccionar con ustedes, pero al menos creo que ella debe saber que tiene un tío, viejo en una cárcel -bromee.
El se rio un poco, se lo tomo a bien.
-¿Cual es la otra pregunta, Sir Gabriel?
-¿A quien tiene haya en el fondo, en la celda más profunda?
-A era eso, un incordio que podría ser útil, un fantasma por decir algo, el resto es un secreto.
-Comprendo joven Gran.
Di, un paso hacia la celda.
-Tome, es para usted, para que se entretenga un rato-. Le entregue un naipe de cartas, para que no se aburriera.
-Que considerado -dijo entre risas.
Me marche del lugar, buscando a Amelia, pero no la encontré por ningun lado, tampoco a Lay, así que tuve que comenzar a preguntar por ellas, pero nadie sabia nada, hasta que me tope con una de la largovivientes, la cual aun no me aprendía su nombre, pero era la madre de dos niños. Ella me dijo que vio a una peliblanca algo triste, junto con una pelirroja más triste aun, que subieron por las escaleras de esa torre.
Subí por los escalones, deteniéndome en las plantas, superiores, pero no se encontraban ahí, así que supuse que tuvieron que haber subido por la escotilla que daba hasta una de las torres de vigilancia, que rara vez se ocupaba. Cuando iba llegando escuche voces, lo que supuse que eran ellas, parecía como si estuvieran llorando, eso me preocupo, así que llegue y salí, pero en el proceso, comprendí que fue un error hacerlo.
-Si Lay, sí -gemia Amelia.
Cuando entre, las dos estaban cogiendo, Roja, habia tenia su orgasmo, y vaya que tuvo, que incluso chorreo líquidos por doquier, y Lay también tuvo el suyo, aunque ella se contuvo más, fue extraño, porque en todo este momento no sentí nuestro vinculo, aunque eso probablemente se debía, a que intentaba mantenerme tranquilo, para que las emociones de Hero no me afectaran y viceversa, para Vel, era más fácil, pero para nosotros dos, no.
Amelia al verme, se hecho atrás, pescando su camisón y poniéndoselo sobre ella para taparse los pechos.
-Idiota ¿Qué haces?
Yo ni siquiera supe que decir, las miraba fijamente ambas.
-Gran... ¿Nos necesitas? -pregunto Lay, como si nada hubiera pasado.
Roja abrazo a Lay que la tenia sobre ella, para que no viera su cuerpo desnudo.
-Maldito pervertido, deja de mirarla con esos ojos, y al menos disimula, que se te ve la alegría en tu pantalón.
-Que quieres que haga, ambas son hermosas, y el tiene vida propia, como sea, les daré un segundo para que se vistan.
-No veo la necesidad de hacerlo, puedes hablar, tranquilo -dijo Lay, sin preocupaciones, eso era nuevo.
-Amor, ¿Qué dices? No alimentes los fetiches del pervertido.
-Amelia, hablamos de Gran, y el antes me a visto desnuda, nos vamos juntos una vez incluso, confió en él, y por mucho que tenga esa reacción, nunca nos haría algo, créeme.
-Puedo confiar en eso, pero no me siento cómoda estando desnuda frente a él, y que nos hubiera visto coger, menos que nos viera en el orgasmo.
-Le doy la razón a Roja, tampoco es muy normal lo que hicimos nosotros Lay, vamos vístanse, ya me di vuelta.
Ambas se vistieron, pero quedaron en camisón y calzones, por lo visto su escapada, hizo que no se dieran cuenta que parte de su ropa cayo por la torre.
Me gire para verlas, cuando lo hice, no pude evitar reírme por los calzones de abuelita de Roja, que era la ropa normal en esta época, pero era gracioso, y esa reacción llevo a que se molestara aun más.
Lay tenia una tela, que parecía más de nuestra época, no hago elaborado, pero ocupaba una telas que cubría más como un calzoncillo.
-¿Qué necesitas? Sir pervertido -pregunto Amelia.
-Antes de que te responda Ami, Gran, te vuelvo a pedir perdón por lo de... ya sabes... lo de...
Abrace a Lay, honestamente el que le debía una disculpa era yo.
-No tienes que hacerlo, soy yo el que se siente mal, pero dejemos esa conversación para más tarde, quiero hablar contigo a solas, hoy a la noche en la biblioteca Lay-. Ella asintio sin problemas. -Roja, venia a decirte, que al parecer, Sir Gabriel, es tu tío, es el hermano de Arisa, pero a diferencia de ella, el parece no saber mucho, ¿quieres hablar con él?