454- El beso, La adicción...

—¿Estás loco de remate? —dijo Desanto, caminando de un lado a otro en la pequeña oficina de Paige—. Puedo ser atrapado, y el Señor Donovan ni siquiera pensará por un segundo antes de echarme de aquí —le dijo enojado.

Paige estaba parada junto a la ventana con los brazos cruzados, su expresión tensa —No puedo creer que estés trayendo esto a colación de nuevo —murmuró con voz contenida.

—¿Por qué no? Es mi trabajo el que está en riesgo. Fui un tonto al escucharte. Y ahora me doy cuenta de lo inmaduro que actué esta mañana.

—¡Oh! —Paige comenzó a negar con la cabeza—. Entonces, ¿ahora es mi culpa? Tú fuiste el que se quedó el tiempo suficiente. Y para ser muy franca, te advertí sobre las cámaras —terminó con un encogimiento de hombros.

Sus manos estaban cerradas en puños a sus costados.