480- Deslustrado

Siguiendo a la sirvienta, Aniya entró al comedor, y sus ojos se posaron en la pareja sentada en la larga mesa. Rafael sostenía la mano de Marissa, murmurando algo en su oído antes de dar un suave beso en sus nudillos.

Marissa se sonrojó y rió suavemente.

De niña, Aniya siempre estaba asombrada por sus padres y el amor sin esfuerzo entre ellos. Incluso en sus recuerdos desvanecidos, aún podía recordar la química entre ellos—siempre había sido demasiado fuerte para aquellos a su alrededor.

Debieron haber sentido su presencia porque se enderezaron, y Marissa se levantó, sonriendo cálidamente —Hola, Anaya. —Se acercó a ella y la abrazó.

Aniya cerró los ojos cuando sus fosas nasales percibieron el olor familiar que era parte del abrazo de su madre.

—¿Cómo te sientes ahora? —Marissa tomó la mejilla de Aniya y luego hizo un gesto hacia la mesa—. No sabía qué te gustaría comer, así que simplemente elegí esto... —Se detuvo y guió a Aniya hacia la silla.