Las mejillas de Gu Zhi se hincharon instantáneamente de un rojo vivo, el dolor le impedía abrir los ojos. A través de los dientes apretados, gritó:
—¡No estoy equivocada! No lo estaba. ¡Es tu incompetencia la que me impidió convertirme en la Señorita de la familia Gu!
La furia de Gu Ming se intensificó, arrojando a Gu Zhi al suelo y pateándola con violencia.
Liu Min, al darse cuenta tarde de lo que estaba sucediendo, se apresuró hacia Gu Ming, agarrando su brazo:
—¡Zhizhi todavía es joven y no entiende, no la golpees!
Gu Ming empujó bruscamente a Liu Min a un lado:
—¡Apártate o te golpearé a ti también!
Volviéndose, le propinó otra patada feroz a Gu Zhi, maldiciendo sin cesar.
Gu Zhi rodó por el suelo de dolor, suplicando piedad:
—Papá, lo siento, por favor perdóname...
Liu Min se levantó rápidamente del suelo, una vez más corriendo para alejar a Gu Ming, gritando:
—¡Deja de golpearla, si necesitas golpear a alguien, golpéame a mí!
La voz de Gu Ming era fría: