—No te preocupes. Déjame calcular... —Extendió su brazo, recogió su ropa y solemnemente sacó al Abuelo Tortuga, quien estaba picoteando camarones en la cubeta.
—¿??? —El Abuelo Tortuga, que todavía mordisqueaba un pedazo de carne de camarón.
—¡Gira! ¡Gira! ¡Gira! —Amelia sopló al Abuelo Tortuga y gritó en voz baja.
El Abuelo Tortuga estaba preparado y retraía su cabeza antes de que Amelia pudiera hacerle girar. William estaba asombrado. ¿Así funcionaba la adivinación con caparazón de tortuga?
La tortuga lentamente se detuvo después de girar incontables veces. El Abuelo Tortuga lentamente sacó su cabeza y continuó comiendo los camarones.
El rostro de Amelia era serio mientras miraba al Abuelo Tortuga y asentía para sí misma. —Oh, oh, oh, ¡así que así es!
—¿??? ¿Qué? —William.
—El Abuelo Tortuga dijo que pregunte a Sara —dijo Amelia—. Corrió a la mesa, recogió su celular, buscó el número de Sara y marcó.