Escuchas indebidas

Ye Cheng se dio la vuelta y vio a Yin Jia. Le sonrió antes de continuar hablando por teléfono:

—Está bien, te lo prometo. Si tienes algún problema en el futuro, te ayudaré. Está bien, está bien, lo prometo.

Después de colgar la llamada, Ye Cheng le preguntó a Yin Jia:

—¿Por qué estás aquí?

Yin Jia sonrió y no respondió a su pregunta. En su lugar, preguntó:

—¿Se retrasará tu trabajo porque vas a casa conmigo?

Ye Cheng sonrió y pasó su brazo alrededor de sus hombros antes de decir:

—Incluso si mi trabajo se retrasa, aun así quiero irme a casa contigo. Al fin y al cabo, hay prioridades.

Yin Jia miró a su izquierda y derecha antes de preguntar:

—¿Viste a Guan Tang antes?

Ye Cheng asintió:

—La vi. Parece que está de mal humor. Debe ser por culpa de Cheng Che. Qué lástima. A todos les encanta Cheng Che, pero él es una persona muy leal. Guan Tang está destinada a decepcionarse.

Yin Jia sonrió levemente y dijo: