Seis Meses de Cayman Dorrans

—Cayman Dorrans miró a la mujer en el ataúd de cristal y las extrañas cuentas que estaban sujetas en sus manos.

—La madre de Weiwei era china y ella creía que una persona tenía un alma después de morir.

—Así que cuando Gu Siting habló de este ridículo plan, se dio cuenta de que en realidad estaba deseando que sucediera.

—Había querido tanto conocerla y también hacía más de veinte años que no la veía.

—Así que le preguntó, aunque sabía que era ridículo —¿Dónde está el dueño de la Joya Celestial?

—No lo sé, pero él dijo que me lo dirá cuando llegue el momento —Gu Siting dijo.

—Cayman Dorrans miró a la mujer en el ataúd de cristal y preguntó —¿Cuánto falta para el tiempo acordado?

—Gu Siting dijo —Medio año.

—Cayman Dorrans pensó durante mucho tiempo, aunque era lo suficientemente racional para decir que toda la situación no era de fiar, en el fondo, esperaba que tal milagro realmente ocurriera.

—Está bien, medio año... Vendré y me la llevaré en medio año —dijo.