La Sra. Fu midió su cuello y sonrió satisfecha.
—Sí, es bastante adecuado.
—Tía...
Gu Weiwei se sintió un poco avergonzada. No podía aceptarlo ni rechazarlo.
La Sra. Fu lo devolvió a la caja, lo metió en la bolsa de compras y dijo:
—Ahora somos una familia, no hay necesidad de ceremonias.
Cuando se enteró por primera vez de que estaba en una relación con Hanzheng, le resultó difícil aceptar.
Pero Shiyi y Shiqin le habían contado mucho sobre su relación con Hanzheng.
Inesperadamente, no necesitó ni la ayuda de Hanzheng para lograr sus logros como actriz.
Además, podía decir que a Hanzheng realmente le gustaba mucho.
Después de todo, su nuera sería la que se casaría con Hanzheng y como su madre no se opondría a nada, siempre que a él le gustara.
También había descubierto que durante estos últimos días era bastante encantadora.
—Gracias, Tía. —Gu Weiwei aceptó el regalo.
A todos en su familia les encantaba regalar diamantes.