—Tus escoltas te están esperando afuera.
Aries asintió una vez más y sonrió, al ver que Gertrudis llevaba un vestido sencillo pero elegante como ama de llaves principal de la Reina en lugar del atuendo de sirvienta habitual. Aunque no lo mencionó, devolvió la mirada a Gustavo.
Este último captó su insinuación silenciosa y la asistió hacia la puerta. Una vez que ella estaba frente a ella, Gustavo la soltó cuidadosamente para abrirla. Mientras el fuerte crujido de la puerta acariciaba sus oídos, dos caballeros buenos y fuertes se encontraban ante ella, portando su digno comportamiento.
Ambos caballeros llevaban el mismo uniforme, pero portaban insignias diferentes. Uno llevaba la placa de caballero real del emperador, y el otro, de la emperatriz.
—Felicidades, Su Majestad —colocó su puño en su pecho e hizo una inclinación de cabeza Climaco.
—Felicidades, Su Majestad —también realizó un saludo formal Román.