Contrario a lo que todos esperaban, el retador no se desplomó tan pronto como pensaban que lo haría. El retador seguía el ritmo de Abel, aunque parecía patético. También había conseguido unos cuantos seguidores que apostaron por él debido a las probabilidades. Algunos creían que, porque Abel había estado bebiendo, pronto se rendiría.
—¡Que haya más! ¡Más! ¡Más! ¡Más!
La multitud comenzó a animar para que les agregaran más desafíos a los contendientes. Dado que Abel había demostrado ser un gran bebedor y que el retador estaba aguantando de alguna manera, la multitud pensó que sería mejor traer barriles con tarros más grandes.
—¡Muy bien! Ya que estas son sus quintas bebidas, ¡agreguemos más desafío para la siguiente ronda, ¿eh?! —anunció emocionado el anfitrión, provocando otra ola de vítores de todos los que los rodeaban.