Arbie

Aries no se dio cuenta de que había más cosas que aprender sobre Abel hasta hoy. Desde que se conocieron, por lo general se quedaban tras puertas cerradas y ella —Aries— estaría demasiado ocupada maquinando.

Hoy, con solo un plan para pasar el día tan mundano como fuera posible sin otras preocupaciones en mente, Aries podía afirmar con seguridad que fue una de sus mejores citas. Difería de su tiempo habitual de calidad en el palacio, pero la experiencia fue igual de digna de recordar.

Probaron muchas cosas, saltando de puesto en puesto, jugando con lo que ofrecía el festival y comiendo delicias que no habían probado antes. Abel no era particularmente alguien que disfrutara de la comida, pero a menudo levantaba una ceja cuando encontraba algo interesante en el sabor.