[ MANSIÓN PROHIBIDA ]
Conan estaba sentado en una silla junto a la cama donde su padre descansaba. Sus brazos estaban apoyados en su pierna extendida, con las manos colgando entre sus muslos. A diferencia de su habitual ropa cara, llevaba un traje de armadura interior que no se había puesto en mucho tiempo.
—El banquete ha comenzado —murmuró, levantando los ojos hacia la persona en la cama.
Un profundo suspiro escapó de sus labios, enderezando su espalda.
—Todo esto es culpa tuya.
—Estuviste intocable durante muchos años, solo para caer en el esquema de tu hijo —Conan negó con la cabeza mientras se ponía de pie—. Y ahora aquí está, trayéndonos problemas que evitaste en el pasado. Tendremos que hacer las reparaciones otra vez... otra vez.
Conan enfatizó la última palabra antes de apretar los dientes. Sus ojos no mostraban afecto por el hombre que permanecía inmóvil en la cama.