Se levanta el telón

—Podemos prescindir de los honoríficos —comentó Máximo mientras Aries le servía una taza de té—. Creo que eso te hará sentir más cómoda.

—No me importa, pero me temo que eso te pondrá incómodo a ti.

—Hah… Ahora me siento aún más incómodo con todos llamándome de manera diferente y con un respeto tan ajeno. —Se encogió de hombros, sonriendo juguetón—. Aunque sólo puedo culparme a mí mismo. Es el camino que elegí, y debo estar preparado para ello.

Aries sonrió satisfecha, sentándose frente a Máximo.

—Puedo comprenderlo —reflexionó, tomando la taza de té y añadiendo mientras enderezaba la espalda—. El trono siempre tiene un precio, y la corona es más pesada de lo que parece.

—No puedo negarlo —rió él, inclinándose para tomar la taza de té. Aspiró el aroma y el lado de sus labios se curvó hacia arriba, clavando sus ojos en ella—. Huele bien.

—La planta que añadí tiene un aroma agradable cuando la preparas como té.