—¿Has terminado?
Esa pregunta hizo que Maximus se burlara, pero Abel mantuvo su semblante monótono.
—No me malinterpretes, amigo mío —dijo Abel con calma, sin responder a la ira de Máximo. Si acaso, la ira de Abel se suavizó ligeramente mientras escuchaba a Máximo decir tonterías—. Solo me pregunto si has terminado o si aún tienes mucho que decir sobre mi sobrino y sus hijos. Después de todo, pasaste de mis hermanas. Así que naturalmente pensaría que también atacarías al resto de las semillas que tanto desprecias.
—Continúa —Abel pidió con calma—. Dispara. Sigue moviendo esa lengua antes de que la corte.
—Los tiempos cambiaron —Maximus sonrió—. Ya no planeo esconderme ni huir de todos ustedes.
Sus labios se estiraron, pareciendo más perverso de lo que ya parecía. —Voy a matar a cada uno de ustedes y empezaré contigo.
¡Boom!