—Deja eso, bebé. ¡Te estás lastimando! —regañó Daryl mientras sostenía con firmeza la mano de Kenzie para evitar que se pellizcara la piel.
—Dilo otra vez. Simplemente no puedo creer que hayas dicho que me amas —murmuró Kenzie y esta vez las lágrimas caían por sus ojos.
Daryl tenía una adorable sonrisa mientras le secaba esas lágrimas.
—Bebé, pensé que ya lo sabrías para ahora. ¿No podías ver cuánto te amo a través de mis acciones? No soy de los que dicen esas palabras a menudo, pero intenté mostrártelo muchas veces —susurró Daryl mientras atraía a Kenzie hacia un cálido y apretado abrazo.
—Lo sentí, pero aún así es lindo escuchar esas palabras confirmando tus acciones, cariño. Te amo tanto y estoy tan contenta en este momento de que finalmente escuché esas palabras de ti —dijo Kenzie, aún sollozando de alegría.
Daryl besó su cuello amorosamente y susurró:
—De ahora en adelante, expresaré todo en palabras también, pero no quiero verte llorar tan a menudo.