Antes de que se fuera, aún llevaba una expresión de profunda renuencia, sus ojos parpadeando hacia Adam Jones con palabras no dichas, su mirada llena de agravio y desconsuelo, como si la acusación de haber huido con otro hombre hubiera sido una calumnia fabricada por otros.
—Adam, entonces me iré primero, yo... —Daisy Thompson intentó decir algo más, pero notó que Adam Jones ya no la estaba mirando. En cambio, se volvió y pasó un brazo sobre el hombro de Elly Campbell, llevándola a la casa sin mirar atrás.
Observando cómo la pareja se alejaba, tanto Daisy Thompson como Sophia Green apretaron los dientes con odio, pero aún más, sintieron una profunda sensación de injusticia.
Sophia Green solo estaba verde de envidia hacia Elly Campbell, pero era Daisy Thompson quien realmente se sentía agraviada.
En sus ojos, ese hombre sobresaliente, rico y poderoso era su propia carne y sangre; sin que ella lo hubiera dado a luz, Adam Jones no existiría hoy.